domingo, 6 de septiembre de 2009

Los lugares que nos asustan

Antes de iniciar este blog, quiero agradecerle al aviador, el samurái volador de cometas, como yo le he nombrado por su capacidad de invitar a la introspección, la gracia de convertir las flechas en flores y por su capacidad de retarnos a retomar las asignaturas pendientes y de entregarnos como pocos lo ha hecho a la aventura del misterio y de los milagros envueltos en las sencillez de las cosas.
Ayer entre el ajetreo de la consulta, y de la psicosis inducida por la nueva presentación (esperada por muchos, comprobada por pocos) del virus H1N1, siglas usadas para designar las proteínas: hemotoglutinina y neuroaminidasa de la membrana del ahora temido virus de influenza.
Entre el ajetreo, la interminable consulta, surgió en mi, algo que definitivamente me da pena aceptar y debo admitir que daño el pseudo ego espiritual que he desarrollado en estos años. Sentí una repulsión total, y ganas de que los pacientes simplemente dejaran de llegar. Si bien todos mis pacientes son niños y en cierta manera hace que sea imposible sentir odio hacia ellos. Sus padres no hicieron nada fácil mi trabajo. Heme aquí tratando de usar el conocimiento obtenido por años de difícil estudio y trabajo para ayudarles, y después ellos, cuestionado, criticando y francamente ignorando todo lo que yo les decía, simplemente porque un episodio de national geographic o discovery chanel les había dotado de conocimiento, que si bien no entendían, hacia el mío menos valioso. Cuando la guardia había terminado me encontraba en cierta manera destruido, entre el cansancio y la experiencia desagradable de mis mismo me encontré en un momento único (de esos tantos que a veces nos asaltan) . Que había sido atacado esa noche? y que era esto que me había desconectado tan profundamente del dolor y temor de otras personas?. Lo único que fue destruido esa noche fue el ego, lo único que me separo esa noche de las demás seres fue mi sensación de ser en muchas maneras más estudiado y superior.
Al final en el camino del misterio, todos estamos al principio. Los viejos vicios vuelven una y otra vez para probar nuestro entendimiento y hacernos saber que en muchas maneras estamos parados sobre pedestales de cenizas. Pero aquí es donde entra la perfección de la paciencia, no la paciencia hacia los demás (que es muy necesaria también) sino la paciencia hacia nosotros mismos. Todos ya insultamos, ya odiamos ya mentimos y fallamos, pero en reconocer que podemos volver a empezar y tenernos compasión y paciencia hacían nosotros mismos y hacia otros seres, encontramos uno de los secretos de este sendero. Si entendemos estos vicios en nosotros mismos, entendemos los de los demás y podemos lidiar con ellos. Y empezamos no solo a perdonarnos a nosotros mismos, sino a los demás. Es una calle de dos vías, mientras más perdonamos las imperfecciones nuestras mas aceptamos las de los demás. Y ahí nace el maitri, la compasión como la designan los budistas hacia uno mismo, y esta es la tierra fértil de todas las virtudes. Porque mientras más vemos estas buenas cualidades en nosotros mismos mas las podemos identificar en otros, mientras mas aceptamos que si buscamos en estas partes obscuras, en estos lugares que nos asustan, encontraremos mucho, tal vez basura en su mayoria, pero encontraremso tambien diamantes y de ahi el entendimiento de que realmente somos compasivos, generosos y sabios, de que entre nuestra idiotez tambien existe luz.
Y si, tal vez lo único que se daño esa noche fue mi ego y me hiso sentirme tremendamente no iluminado. Pero también de ahí obtuve nuevo entendimiento y aliciente para practicar otra de las virtudes: la perseverancia gozosa, que significa que tal vez no logre mucho pero que seguiré haciéndolo porque es bueno, porque es valioso y porque vale la pena. Surgiendo de ahí la otra virtud importante: sabiduría, para aceptar que todo forma parte del camino, que todo está unido y que todo es una emanación de la mente iluminada, y que por lo tanto es perfecto. Gracias a mi amigo; el samurái que vuela cometas, me ayudo profundamente en una crisis personal y me hizo recordar las palabras de una gran maestra budista, Pema Chodron, ¨Solo en la medida en que te expongas una y otra vez a la aniquilación, podrás descubrir en ti lo que en esencia es inmortal¨ .
Buen viaje a todos……..